domingo, 18 de noviembre de 2018

Capitulo 4- Jaipur, la ciudad rosa caca (Regresión)


PREVIAMENTE EN “CIROT” NUESTRES HEROINES SE DEBATIAN FERVOROSAMENTE EL NOMBRE DE LA ESTACIÓN DE BUSES:



Y AHORA, LUEGO DE TANTA ESPERA, HA SHEGADO EL MOMENTO QUE TANTO ANSIABA ESTIMADE LECTOR!

ESTA A PUNTO DE SABER KUAL DE NUESTRES BESHES HEROINES ESTABA EN LO CORRECTO.

¿SHA HICIERON SUS APUESTAS?

¿AUN NO? ¡HAGANLAS AHORA! ¿MUTIARA O TROPICANA?

. ¿MUTIARA O TROPICANA?

. ¿POTE O MANON?

¡¿ESTAN LISTIS ESTAMADES LECTORES PARA SABER LA POSTA?!

¡¡MUY BIEN!!

¡¡PUES AKI VA!!!

LA ESTACION…

DE…

BUSES…

DE…

AGRA…

SE…

¡¡¡SHAMAAAAAAA!!!

¡SUENAN LOS REDOBLANTES!

<¡¡¡MUTIARA!!!> Le digo triunfante a Manon.

<Lee todo el cartel nabo, se shama MUTIARA TROPICANA> Me contesta mi compa.

MUTIARA TROPICANA…

Ninguno de los dos tenía la verdad absoluta. Solo una parcialidad de la realidad.

Hasta el nombre de una estación de buses nos dejaba una interesante reflexión y un gran aprendizaje en India.

Nuestros egos solos eran nada. Solo concebían la mitad del mundo. Se necesitaban el uno al otro. Cada uno aportaba su media milanga para conformar la verdad de la milanesa.

Juntes éramos más, juntes éramos mejores, JUNTES ÉRAMOS TODO!

El Yin & el Yan… el Blanco & el Negro… el Bien & el Mal… el gordo y el flaco… el Macho & la Hembra…

Pero automáticamente un pensamiento reflexivo fugaz cruzó por mi mente anar-femi-neuro-culpo-lógica que me hizo cuestionar la manera binaria en la que estaba concibiendo la realidad.

Ahora no solo me sentía mal debido al bagaje de terminología patriarcal que abundaba en mi vocabulario y al hecho de que inconscientemente avalaba la normalidad, sino que además, como si sha no fuera lo suficientemente facho, concebía la realidad de una manera binaria.

<¡Jaipur!> gritó el chofer.

Sacudí la cabeza cual dibujito animado después de golpe de shunke y me di cuenta que me había pasado las 6 horas del viaje makinando.

<Mamadera> pensé <Estoy cada vez más ido> mientras caminábamos hacía el fachero de nuestro couchsurfer que nos esperaba muy canchero en una eskina.

Sonu, nuestro nuevo futuro enemigo, poseedor de un nombre que podría ser la marca de un mp3 trucho comprado en Once, una voz que tranquilamente podría ser confundida con la de Alvin, un cabesho y una velocidad en su desempeño cotidiano que remitía a Sonic y una mirada similar a la de Jordán, el pibe que me hacía bullying en la escuela.

<¡Alvin, Sonic, Jordan! ¿Qué onda este pibe? ¡Es nuestra infancia encarnada!> exclamó la espectadora número 2 del cine de mi cerebro.

<…>




<¿Qué fueron esos puntitos suspensivos?! ¿Te pensás que no te siento? Sé que sos vos huerfanito, no te escondas más> dijo la 2 al vacío de mi cabeza.

Pero nada se escuchó.

<Que te hizo pensar?! ¿Qué fue? ¿Qué dije? ¿Sonic? ¿Alvin? ¿Jordan?>

<… … …>




<Aahh… te gusta acordarte de cuando eramos pibis ¿No? A ver si te resistís a todos estos recuerdos entonces...> dijo 2 comenzando una enumeración de situaciones de mi infancia <Los viajes en el micro rojo al Santo Tomás, pasear abrazado a Ezekiel en el recreo, el contrabando ilegal de chicles en inglés particular con Marcelo, los diskettes con fotos porno de Jonathan, la tensión sexual pueril con Constanza, los dibujitos animados con Santiago y Rocío en el verano, las tortugas ninja, los Cazafantasmas, Ren & Stimpy…>

<¡¿Cómo sabes todo eso vos?!> gritó el espectador uno desde la primera fila del cine de mi cerebro.




<¡Aaaajaaa, ahí estabas!> exclamó triunfante la 2 desde el fondo.



<¡¿De dónde sacaste todo eso?!> preguntó curioso 1.

<Sho estoy acá desde que este cine era una tele de 14 pulgadas, bebe, como vos, como todes!>

<¡¿To… todes?! ¿Hay más como nosotros?> preguntó aterrorizado 1.

<… Si…> Dijo 2 mordiéndose el labio, como si fuese algo que no debiera haber dicho, y rápidamente cambió de tema <¿Por qué te escondes?>

<Miedo...> Atinó a decir tímidamente 1.

<Y esos recuerdos... ¿Te hacen sentir mejor?>

<Si...> Dijo 1 mientras lentamente volvía a esconderse en su butaca.

<No, no, no te escondas otra vez! No me dejes hablando sola! ¿Keres más recuerdos de la infancia?> Dijo la 2 mientras comenzaba otra catarata de memorias de mi infancia para volver a invocar a su compañero <Las cartas de locademia de policía de Cromy, los Cabasheros del Zoodíaco, el Laboratorio de Dexter…>


<Que cara de dibujito animado que tiene este Sonu> le digo a Manon mientras entrabamos a nuestro nuevo hogar.

Pero mi compa no pudo responder. La puerta del departamento se abrió para dejar salir un vaho que invadió su boca inhabilitándole el don del habla.

Humo de tabaco y olor a alcohol derramado y añejado en un sofá se filtraron por nuestras trakeas.

Una potente luz se proshectó desde el interior del departamento y la vista no hizo más que corroborar lo que nuestro olfato nos indicaba.

Paredes amarishas con grisáceas manchas de humedad que encarcelaban olores testigos de rancheadas, desidia y frenesí.

<Wachiwawa> atiné a decir.

<¿Wachiwawa?> repitió Manon anonadada.

No sabía de donde había salido ese término tan noventoso, tan de mi infancia. Pero me faltaban palabras para expresar lo que sentía.

Me restregué los ojos a lo Kevin McCallister mientras ese amarisho intenso me hacía sentir en un spin off de los Simpsons.

Sonu se convirtió en Bart y desde las penumbras de lo desconocido se materializaron las versiones hindúes de Jimbo, Nelson y los otros dos (el pelado y el emo).

Sho me autopercibía como un Milhouse sumamente amedrentado por la descomunal densidad de testosterona y los gritos inentendibles que nos saludaban y nos preguntaban trivialidades.

La paradoja del todo/nada se cumplía otra vez!

La vista, el olfato y el oído ya se encontraban totalmente asediados. Ahora había shegado el momento del tacto. Los nunca bien ponderados agarres y empujones, compañeros inseparables de la selfie grupal, se hacían presentes para rematar esta invasiva recepción.

No se me ocurría una mejor cereza para coronar este exxxkisito postre de hostilidad sensorial.

<Vámonos antes de que nos metan chili por la fuerza> me susurró Manon.

Pero por alguna exxxtraña razón sho seguía atrapado en un mundo de fantasía simpsoniano donde todo parecía enorme y no podía reaccionar.

Al ver mi estupidización paralizante y mi mirada de wachín asustado descubriendo el mundo, Manon tomó las riendas del asunto.

Hábilmente surfeó las mareas de inquisiciones superfluas y, cual madre apresurada, me arrastró de la mano a nuestro nuevo cuarto cerrando la puerta detrás de esha para impedir el ingreso de los niños que me hacían bullying.

<¿Qué te pasa?> me dice <¿Estas bien?>

<Ppffff… ree!> digo escupiendo inintencionalmente la cara de mi compa.

<¿Seguro?> preguntó mientras se secaba exageradamente la baba de su mejisha <Estas medio pelotudo> remató.

<Espejito rebotín! Ja!> dije triunfal.

<En serio… estas muy boludo!>

<Igualmente para todos tus parientes, comé caca de culos calientes> dije con una imbatible rima que me colocaba indiscutiblemente en el podio dorado de la discusión.

Manon me miró aterrada ante semejante pelotudez, titubeó algún tipo de respuesta pero fue interrumpida por los abusones simpsonianos que no tuvieron ningún tipo de pudor en abrir la puerta de un golpe, sentarse en la cama y empezar a mostrarnos cientas de fotos en sus celulares.

<¡AAAAAYYY MIS OVARIOS!> Exclamó Manon con una nota tan aguda e intensa que descascaró la pintura amarisha y aturdió a los invasores.

Aprovechando la confusión pudo expulsarlos a empujones mientras gentilmente les decía:

<AY, AY, AY, MIS OVARIOS
OH, NO, IS MY PERIOD
AY, AY, AY, MIS OVARIOS,
BLOOD, BLOOD, DISGUSTING BLOOD
AY, AY, AY, MIS OVARIOS
IT HURTS SO MUCH! IT HURTS A LOT
AY, AY, AY, MIS OVARIOS
DANGEROUS DISGUSTING BLOOD!>

Cuando finalmente los hubo echado giró hacía mí para seguir nuestro confuso altercado pero sho sha estaba durmiendo como un bebe.

Manon suspiró, se acurrucó a mi lado y pensó en esa frase del flaco que la reconfortó. Mañana es mejor se dijo y se durmió.

Al otro día falsificamos dos carnets de estudiantes y por 200 rupias conseguimos las entradas para todas las atracciones turísticas de la famosa ciudad rosa… aunque de rosa no tenía nada, era más bien un salmón oscuro, un terracota terrenal, un marrón…

<Caca> dije mirando el Jantar Mantar.

<¡¿Qué?!> exclamó Manon que sha estaba cansada de mi comportamiento errático.

<Caca ¿El baño?> pregunté mientras me agarraba obscenamente las partes privadas. Era claramente víctima de una regresión violenta que se apoderaba de mí segundo a segundo.

En nuestro urgido viaje al baño kímico más cercano y putrefacto de la India vimos, tirado en el piso pidiendo monedas, al mismísimo jorobado de Notre Dame.

Luego de una breve charla haciéndole entender que no teníamos dinero nos ofreció un tour no turístico por los techos de Jaipur.

Sus escasos dientes, su escoliosis pronunciada y protuberante y su mirada obstruida por lo que parecía ser un orzuelo descomunal no eran precisamente seductoras a la hora de aceptar una invitación de noche a un lugar fuera del ojo público.

Cualquier individuo en su sano juicio hubiera declinado su amable oferta… pero convengamos que no estaba atravesando el momento más lúcido de mi vida.

<DALE, DALE, DALE, POOORFAA, POORRFAAAA>

Le insistía a Manon que no tuvo más remedio que sucumbir ante mis pueriles súplicas.

<SIIIIIIIIIIII!!!!!!!!!!!> festejé eufórico. Lo había logrado, me habían dejado caminar por los techos con el Jorobado de Notre Dame.

Ahora mi autopercepción era la de Aladín. Jugaba a que huía de los guardias del sultán de Agraba saltando de techo en techo por las humildes construcciones de Jaipur

Escuchaba con exxxtremado asombro historias evidentemente exxxageradas y en un paupérrimo inglés. Hubiera seguido a mi nuevo amigo hasta el fin del mundo. Su sabiduría me shevaba por muchos mágicos lugares.

Me mostró misteriosos recovecos de oscuros edificios abandonados.



Pekeños templos en los que antaño se realizaban sacrificios humanos.



El santuario de un anciano monje mudo y ciego que sabía levitar.



Tallados antiguos en piedra de civilizaciones olvidadas.



Y el escondite de los monos, donde encontré a mi inseparable Abu.

<¡¡ABUU!!> grité mientras me abalanzaba sobre él. Pero fácilmente se escabushó entre mis manos y se unió a una hilera de monos que caminaba por las cornisas.



Cuando el tour parecía haber concluido el jorobado dijo unas últimas escalofriantes palabras.

<NAU, AI MAST TEIK IU TO MAI MASTER>

<NOU ZENK IU> dijo Manon

<IEEESSSS, IEEESSS!!> insistí

<Mi amor estas en pedo?!> Me dijo preocupada mi compa <A la casa de su AMO?! ¡¿Que carajos?!>

<NO, del amo no, del maestro! Nos va a enseñar a ser guías de turismo aventura y a saltar por los techos y eskivar a los guardias de los lugareeeesss y…>

Mientras tanto en mi cerebro...

<El Rey León… eeehhh… Aladin… mmm… el Chavo del Ocho> la 2 exhausta seguía enumerando recuerdos de mi infancia para convocar a 1 <Weno, sha esta, me hinché las pelotas>

<No, dale, seguí, porfa!> Exclamó 1 alarmado.




<No flaco, sha está, madurá>

<No, no. Seguí un rato más, porfa! Tengo mucho miedo! No sé porque, pe... pero...>

<Se acabó lo que se daba papu, ajo y agua>

<Ay... ay... no puedo respirar... no puedo...>

<¡Por Dioorr, cuanto melodrama! ¿Qué se viene ahora, un atake de pánico?>


Para el momento en que pude volver de mi regresión a la infancia estábamos en un lugar terrorífico… pero terrorífico en un sentido diametralmente opuesto a lo que India nos había acostumbrado.

Era un lugar trankilo… exxxtremadamente trankilo.

Un pekeño atelier empapado de olor a óleo que brotaba de cientos de cuadros y decorado con una aterradora tonalidad pastel. Parecíamos atrapados en una película dirigida por 
la fusión de Wes Anderson y Wes Craven. Ser Wesped de akel lugar hacía que mis Wesos tiritaran.

El silencio era aturdidor. Por momentos me parecía que se podía escuchar a mis neuronas pergeñar estrambóticos planes de escape.

Sumidos en esta perturbante trankilidad y sentados en un cómodo sofá, esperábamos nuestro destino.

Frente a nosotres se ubicaban nuestros anfitriones. El jorobado en un bankito de plástico y, en un sishón de cuero negro, el "Master".


Ese señor bigotón que parecía tener un repasador como poshera transmitía, con su mirada y sonrisa, una indescriptible inkietud. 

Hacía rato que nadie decía nada. La kietud de sus sonrisas inmutables y sus miradas fijas parecían generar una suerte de lapsus temporal.

Tuve que mover mi mano para constatar que efectivamente exxxistiamos y que no éramos parte de un cuadro más en ese atelier del terror.

Una mosca voló entre ellos y nosotres y reactivó el tiempo.

El master tragó saliva, pestañó sutilmente, desarmó su sonrisa, acarició la cabeza de su jorobado y finalmente rompió el silencio.

<¿Chai?> nos preguntó sin sacarle la mirada a la cabeza de su lacasho.

<No, thank you> dijimos al unísono con mi cumpa.

Nos miró fijo y susurró <Please, I insist>. Acto seguido, elevando sutilmente el volumen de su voz, exclamó <Shanti!>

Una mujer cubierta con un velo violáceo apareció por detrás de un cuadro acarreando una bandeja plateada con tres tazas de chai.

El jorobado agarró rápidamente una y la sorbió cual perro sediento. Sho por el contrario dudé en agarrar la taza y más aún en beberla.

Ni bien las tazas se encontraron en nuestro poder Shanti se deslizó hacia un cuadro del cual no pude despegar mis ojos por un rato.

Retrataba a un niño arrodishado. Su mirada gacha, las pekeñas manchas en el piso que parecían ser lágrimas y las dos sombras antropomórficas que se proshectaban sobre él dejaban poco trabajo a la imaginación. Claramente se trataba de la representación del abandono paterno en...

<DRINK> se atrevió a decir Shanti con una gran sonrisa. Pero una rápida mirada desaprobatoria del master la hizo agachar la cabeza.

Extirpado abruptamente de la realidad del perturbador cuadro asentí sonriente y con mi compa bebimos tímidamente.

<Mmm… nice> dijo Manon. Mientras sho hacía cautelosos buches con el chai en buskeda de algún gusto exxxtraño que evidencie la presencia de burundanga.

<So you are travelers…> Asumió el maestro.

<Yessss…> Contestamos.

<How do you earn money?> Inkirió curioso.

<We play music on the street> y casi sin kerer agregué <We are poor, really poor!>

El maestro largó un suspiro decepcionado mientras se erguía y le dirigía una mirada fatal a su esbirro.

<Wait for me please> Nos dijo, y acto seguido desapareció entre atriles y lienzos. Nos había dejado a solas con sus lacashos.



<AHORAAAA!!!> Gritó el espectador 1 <CORRAAAN, HUYAAAAN!!>

Como si hubiera sido víctima de una posesión instantánea solté un explosivo grito karateka y lancé una patada fulminante al rostro del jorobado.

Mi falta de entrenamiento hizo que mi pie fuese a parar medio metro a la derecha de la cara deforme de mi ex nuevo amigo rompiendo el cuadro de una bailarina.

No obstante, mi poca puntería no evitó que tanto el jorobado como Shanti emitieran un alarido, aterrorizades por mi impredecible reacción. Al instante el amo reapareció con dos cuadros en sus manos.

<What happened?!> Preguntó alarmado.

<¡¡A spider, a spider!!> Gritaba haciéndome el pelotudo mientras fingía que buscaba una araña entre los pedazos del marco roto.

<Oh… okay> Dijo el Master confundido y agregó <This are my cheapest paintings> mientras nos mostraba los dos pekeños cuadros en sus manos.

Y ahí comprendí de qué se trataba todo… NOS KERÍAN VENDER PINTURAS! No eran parte de una organización de tráfico de órganos o una mafia de trata de blancas o la policía de Jaipur que había descubierto que falsificamos los carnets de estudiantes o una conspiración de mis amigues de Buenos Aires que kerian shevarme de welta para no exxxtrañarme tanto. No, nada que ver!

<¿Ves que flasheas cualkiera?> le dijo la 2 a 1 <Eran hindúes que kerian vender cositas nomás, cagón>

En el viaje de welta con Manon tuvimos una larga charla acerca de mi extraño comportamiento en los últimos días. Me excusé, justifiké, disculpé y hasta creo que me persigné.

Mis viejxs fueron mencionados en un momento de la charla, pero hábilmente eskivé el tópico. Me hacía el que tenía todo bajo control… aunque lo único que aún controlara fuera mi convincente retórica. Lo demás era muy difuso, solo atinaba a entender que era el principio o el final de algo.

Al parecer, en nuestra ausencia, Sonu habría sufrido una revelación mesiánica y había podido realizar dos milagros, convertir el agua en whisky y multiplicar a sus amigos… como a los panes. Para el momento en que volvimos a la casa todos los panes ebrios tomaban, fumaban y charlaban a los gritos echados en la cama de su gran amigo Jebus.

(Al parecer las rancheadas siempre tenían lugar en la cama. Fenómeno que volveríamos a presenciar en varios destinos de India)

Nos deslizamos agazapades por el comedor para shegar a nuestro cuarto sin ser detectades… pero Sonu, que ahora era una suerte de semidiós, nos percibió en lontananza y se dirigió raudamente hacia nosotres.

<IU AR BIUFIFUL> le gritó a Manon mientras la abrazaba ebrio. <PLEI UAN SONG> Nos pedi…xigía.

Todos los otros cientos de panes ebrios hacinados en la cama se rescataron de nuestra presencia y al enterarse de que éramos músicos comenzaron a balbucear pretenciosas e inentendibles demandas.

<KUJMAFKINFA DESPACITO> exclamó uno re acelerado.

<KUWA FOMLIKNA BAILANDO> gritó un rengo.

<ALK NIJ DUF DADDY YANKEE> batió uno con la remera del Che.

<KANDULGENZ SHAKIRA> amenazó un desubicado que todavía no se había sacado las zapatishas.

<TEMPRAAANO EL DURAAAAZZNOO DEL ARBOL CASHO…>

La música había comenzado acashando a toda la gilada que no paraba de agitar. Pero ese hermoso silencio duró tan solo 10 segundos.

Algunos panes empezaron a los gritos pidiendo celulares.

Otros se decidieron por filmarnos.

Otros dos se arrojaron a abrazarnos mientras comenzaban con el ritual de la selfie.

Y otro shamó a su tía de Jaisalmer para hacerle escuchar en vivo.

<
HASTA QUE UN BUEN DIA ME PUSE A ESCUCHAR…>
<QUIEN CANTA ES MI CAROZO PUES MI CUERPO AL FIN TIENE UN ALMA…>

El problema fue que los que filmaban les gritaron a los de las selfies que se corrieran porque les arruinaban las tomas, haciendo que el de la videoshamada les gritara a los que filmaban que no griten, porque su tía no escuchaba.

<
Y AL LLEGAR EL ALBA EL CAROZO CANTÓ>
<PARTIENDO AL DURAZNO QUE AL RIO CAYÓ…> 

Cuando uno de los que filmaba empezó a gritarnos que volviéramos a empezar porque el griterío le había arruinado la toma, Sonú intervino con un grito logrando acashar a todos sus fieles justo antes de la última frase de la canción.

<
Y EL DURAZNO PARTIDO YA SANGRANDO ESTÁ BAJO EL AGUAAAAA…> 

Nuestro público estasho en un aplauso descontrolado y un vitoreo exxxagerado que fue nuevamente acashado por un texto de Sonu.

<JI SINGS MACH BETER> dijo señalándome entre medio de un eructo <BAT IU AR VERI BIUTIFUL> Agregó mirando a mi compa con una sonrisa desagradable mientras le guiñaba un ojo.

Por momentos esa mezcla extraña entre Jebus, Bart Simpson, Sonic, Jordán y Speedy Gonzalez tenía la impunidad de Bugs Bunny.

Manon me miró askeada y me dijo algo que jamás olvidaré <La menstruación será nuestra mejor arma contra el patriarcado> Acto seguido se irguió eshectada de la sisha y comenzó a recitar a los gritos.

<AY, AY, AY, MIS OVARIOS
OH, NO, IS MY PERIOD
AY, AY, AY, MIS OVARIOS,
BLOOD, BLOOD, DISGUSTING BLOOD…>

Automáticamente los panes ebrios comenzaron a abrirse paso mirándola con repulsión.

Shegamos al cuarto, trabamos la puerta y no pude evitar pensar en cuanto la admiraba. Otra vez me había salvado, era mi heroína, mi Simone De Beauvoir, mi Lhasa de Sela, mi Natalie Portman, mi todo…

NO!! MI, NADA “¡ESHA NO ME PERTENECE!”, pensé fuerte antes de que un pensamiento reflexivo fugaz cruzara por mi mente anar-femi-neuro-culpo-lógica.

<Pobres… les enseñaron a temer al ciclo sagrado> me dijo y nos fuimos a acostar.

El griterío afuera de la habitación hacía difícil que pudiéramos conciliar el sueño, pero en algún momento lo logramos.

Soñé que jugaba a las escondidas con un pashaso en un cine y que por más que me empecinara en buscarlo entre las infinitas filas no lo podía encontrar.

Repentinamente su carcajada delató su ubicación. Casi había ganado, solo era cuestión de asomarme, descubrirlo y ganar el juego. Pero me aterraba la idea de encontrarlo. 


Mientras más me acercaba a su butaca, más fuerte se reía. 

Estuve paralizado al lado de la butaca años. Décadas escuchando esa carcajada. Hasta que en un rapto de coraje pude vencer la inercia entumecedora del miedo y asomarme.

Solo vi su grisácea cabeshera y escuché su estridente y macabra risa. Pero fue suficiente para espantarme. Kise gritar pero no pude.

Justo antes de despertar, el pashaso agarró un martisho y empezó a machacarse uno a uno los dedos de los pies mientras seguía riendo como un deskiciado.

Desperté aterrorizado. Me parecía seguir escuchando los martishazos que taladraban mi mente hasta que advertí que en realidad eran golpes que provenían de la puerta del cuarto.

Era Jebus, en completo estado de ebriedad. Al parecer no tenía espacio en su cama y kería dormir entre nosotres.


Esa fue la gota que derramó el vaso, prendimos la luz, armamos nuestras mochilas, destrabamos la puerta, nos despedimos de nuestro anfitrión y nos dirigimos prestos a la estación de tren.

Mejor esperar ahí que en ese departamento de la infamia, la ignominia y la deshonra.

Shegamos a la estación al alba. Viviríamos, comeríamos y esperaríamos ahí hasta las 11 de la noche. Hora en la que akel tren salvador nos sacaría del fatídico Jaipur y nos shevaría al desierto de Bikaner, donde nos aguardaba nuestro primer trabajo voluntario en India.

<No hacía falta abandonar la casa> le dijo 2 a 1. <Podíamos haber awantado un par de horas más>

<No, no, no, como siempre digo. Más vale prevenir que curar.> contestó muy seguro el espectador 1.

<Sos un cagón>

<No, no, no, sha entendí que el miedo es un mecanismo de... para para para!> Se autointerrumpió 1 <¡Decí algo!> Le ordenó a 2.

<¡Sos un cagón!>

<¡Si! ¡Tu eco!... No está más…>

<Uh… posta> dijo sorprendida la 2.

2 comentarios:

  1. ¡Me divierte mucho la locura de tus narraciones!Barrunto que India da para delirar así y mucho más. Busco siempre los datos fehacientes, reales (creo es una búsqueda inevitable en mi lugar de madre -¿suegra? que sigue este alucinante viaje por el mundo), de las experiencias de ustedes, pero se escabullen, no están. Encuentro pura literatura anclada en la experiencia vivida y al mango. Y está buenísimo. ¡Las ilustraciones me parecen muy buenas! Acá hace un calor de la hostia y eso cambia el humor, así que muy agradecida por regalarme estos ratos de risa en soledad que es, por cierto, una cara de la alegría. ¡Tarden en volver!

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  2. Muy buen diario...no para, diario no. Sha se, bitácora moderna de andanzas

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